domingo, 31 de mayo de 2009

IGLECRECIMIENTO- LA MULTIPLICACION (Continuación)

El Lider de la Celula (2da Parte)

3. Debe interesarse individualmente por cada una de las personas: Jesús, el formador de discípulos por excelencia, se interesó particularmente por cada una de las necesidades de los que estaban con Él. La necesidad primaria de los seguidores es que puedan entender lo que explicamos. Muchas veces Jesús habló en parábolas o comparaciones a toda la gente, Mateo 13:2-3, mientras que a sus discípulos les explicaba todo, Mateo 13:10-17.Empieza con una demostración de interés por la persona. Si saben perfectamente que te interesas por ellos, entonces podrás instruirlos, sugerirles, enseñarles y guiarlos, no antes. Tú tienes que comenzar a tratarlos como un compañero de tareas. Allí debes alimentar la reciprocidad. Ellos se interesarán por ti. Es de esperar. Si siembras interés, segarás compañerismo.Relacionado con esto es el hecho que nosotros hablamos en el léxico evangélico y tenemos muchas palabras, expresiones y conceptos que necesariamente deben explicarse, conceptuarse y definirse.
4. Trata debidamente a cada persona: Una de las cosas que supieron hacer muy bien los líderes del pueblo de Dios en todas las épocas, incluidas las épocas bíblicas, es que supieron tratar muy bien a las personas con quienes se relacionaban. Nadie es líder si no tiene un grupo compacto a quien dirigir. El grupo puede ser homogéneo o heterogéneo, pero el líder debe saber dirigir, enseñar y tratar a cada uno de los integrantes. Mientras más heterogéneo sea el grupo, mayor debe ser la habilidad del que lidera.El caso de Jesús y sus discípulos realmente es la mayor prueba de Maestría de Líder. Creo que nadie jamás ha tenido un grupo de personas más heterogéneo que ése.En el caso de las células el líder debe hablar individualmente con la persona que domina el diálogo o monopoliza la discusión, o trata de llevar la situación lejos del objetivo que tienen las células o porque solamente quiere discutir temas de interés personal.En público se puede hacer una breve interferencia a estas personas diciéndoles:- Lo que dices es bueno, pero me gustaría saber también la opinión de los demás.- Si ya diste tu observación, por favor, deja que el que sigue pueda hacerlo. Hay que evitar a toda costa la desviación del tema. Es posible pasar horas hablando de las cosas secundarias que no hacen a un tema principal. No irse por las ramas en la conversación es tarea del líder.Las personas cuando tienen oportunidad de participar también tienen la posibilidad de emitir contestaciones completamente equivocadas. En ese caso lo peor que podemos hacer es decirle a la persona que está equivocada, "saltándole encima" con vehemencia. Hemos de respetar la opinión si la pedimos.No lo olvides: Si quieres reconocimiento como líder, tú tienes que reconocer primero a los demás. Debes hacer con los demás lo que quieres que ellos hagan contigo (Mateo 7:12). El respeto en este sentido, obrará como afianzador de relaciones y tu persona como líder también será respetada.
5. Debe identificar líderes en el grupo: En todo grupo de personas hay quienes sobresalen de los demás.Aquella persona que se interese sinceramente por el trabajo completo de las células, llega puntual, cumple con la labor que se le encomienda, tiene facilidad para ser objetivo ante las circunstancias, y por sobre todas las cosas desea realmente crecer en Dios, debe ayudarlo de manera especial a crecer.Ningún buen líder tiene miedo a que «aparezca» otro líder en su célula.Si usted es capaz, con la ayuda del Señor de «sacar» líderes entonces está haciendo discípulos realmente, y solo así está en el cumplimiento de Mateo 28:19.
Hacer discípulos no es enseñar detrás de un escritorio una materia. Hacer discípulos es enseñar a vivir lo que nosotros vivimos, creemos y decimos a los que van a continuar y seguir nuestra labor.
Los discípulos de Jesús estuvieron aprendiendo en la escuela de la vida. Ellos estuvieron presentes, viviendo, sintiendo, pensando, equivocándose mirando y aprendiendo de la misma práctica de la vida de Jesús. Comieron del mismo pan, es decir, compartieron y vivieron junto al Maestro y allí Jesús volcaba sus enseñanzas sobre las cosas prácticas.A cada una de las personas que entregaron su vida al Señor se les mandó que hicieran exactamente lo mismo que hizo Jesús: hacer discípulos.Enseguida verá usted cómo no es necesario discipular a una gran cantidad de personas. Quizás en toda su vida solamente pueda discipular a unas pocas personas, pero no olvide que Jesús alcanzó a todos los continentes solamente preparando a once personas.No se imagine usted discipular a centenares. Dispóngase a hacer discípulos a una docena de personas, si puede más es mejor, pero no es importante la cantidad.Lo que importa es la calidad de esos discípulos, porque el propósito de Dios para la extensión de su reino es que todos discipulemos. Ahí está la cantidad.Imagínese por un momento que cada uno de los cristianos que hay sobre el planeta discipulara solamente a tres personas. El mundo entero sería alcanzado mucho más rápido de lo que podemos imaginarnos, pero si usted no empieza a discipular ahora, el mundo preparará muchas personas para que pueblen el infierno.Estoy seguro de que cuando comience en serio esta tarea, otros cristianos se sumarán por su iniciativa. Además, es imposible que culpe a otros por no hacerlo usted. Empiece ya. Dios lo respaldará en cada situación. Le demostrará que Él camina con usted en esta dirección.

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